Este
fin de semana hemos participado en la Etapa del Tour (Albertville – La
Toussuire) la misma que los ciclistas profesionales han realizado hoy jueves.
Éramos ocho ciclistas, seis miembros del Club de Orgerus, Florian y yo
(catorce, si contamos a nuestras fieles “supporters.
La
mayoría viajábamos el viernes por lo que decidimos quedar por el camino (en
Macon) para comer. Nosotros llegamos primero, lo que nos permitió visitar la
vieja catedral de la que solo queda la entrada y dos torres…
Después,
recogida de dorsales en el “village départ” en Albertville y a descansar y
cenar en el hotel a tan solo 20 km de Annecy (una bonita ciudad, del tamaño de
Vilanova, al borde de un gran lago y unos 30 km de Albertville) que vale la
pena visitar.
El sábado
por la mañana, la tradicional salida para estirar las piernas dando la vuelta
al lago de Annecy. Nos salieron unos 42 km en total a ritmo de caracol reumático
(salvo algún acelerón para desatascar la maquinaria) y parando cada dos por
tres para sacar fotos. Y es que con estas vistas… ¿quién no lo haría?
Teníamos
la tarde libre, así que aprovechamos para dar una vuelta con la familia por
Annecy…
Y el
domingo, de madrugada, sonaba el despertador a las 04h15 y con él las primeras
gotas de lluvia. Habíamos quedado a las 04h30 para desayunar, cargar los coches
y dirigirnos a Ugine (a 11 km, en falso llano descendente, de la salida).
Fue
llegar al punto donde debíamos dejar los coches y empezar a llover a cántaros,
de tal forma que, Florian y yo (que por una vez y sin que sirva de precedente, habíamos
llegado los primeros ;-), sacamos las bicis y nos volvimos a meter en el coche,
donde acabamos de vestirnos, esperando que llegasen los otros.
Afortunadamente,
la lluvia se calmó un poco y pudimos descender hasta la línea de salida,
situada en la antigua área olímpica de Albertville sin mojarnos demasiado.
Aquí
esperando en el 3er SAS de salida (destinado a los dorsales entre el 1300 y
3000)… El n° de dorsal se atribuye en función de la clasificación de los años
anteriores (en ésta u otras marchas de dureza parecida).
Al
final de 9000 inscritos, “solo” tomaron la salida 5688 ciclistas. Y por una
vez, a ritmo tranquilo… ¡Aquí hay gato encerrado!
Claro,
entre que el suelo estaba bien mojado (aun seguía lloviznando) y que por
delante nos esperaban dos puertos “hors categorie” (La Madelaine y el
Glandôn-Croix de Fer), un 2ª (Mollard) y para acabar un 1ª (La Toussuire), la
gente iba en modo “economía de energía” ;-)
Florian
y yo, como siempre, habíamos decidido quedarnos juntos. En nuestro SAS, Christian,
salió como una bala e hizo un tiempazo, a Eric y Gégé los dejamos detrás rápidamente.
Alain y Daniel estaban en el SAS n° 2 (por lo que no los vimos en toda la
marcha) y Stéphane, que yo esperaba que nos adelantase en el segundo puerto,
tampoco lo vimos en todo el día, luego veremos por qué...
A los
17 km llegábamos al pie de la Madelaine (25,5 km de subida con un porcentaje
medio del 6,2%). Allí nos paramos para cambiarle el agua al canario y quitarnos
los chubasqueros, a pesar de que aun seguían cayendo cuatro gotas.
Lo
subimos en 2h01’ sin sufrir demasiado a pesar de que tiene tramos donde no baja
del 8% e incluso alguna rampa del 15%. Pero, bueno, aun estábamos frescos… ¡en
todos los sentidos del término! ;-)
Arriba,
rápido avituallamiento mientras aprovechaba para solucionar un pequeño
incidente técnico con la maneta del cambio delantero. Se me había movido porque
estaba un poco floja y al volverla a poner en su sitio el cable se había
desconectado por lo que no podía poner el plato grande… Menos mal que ya sabia
de que iba y no me asusté (tardé menos de dos minutos en reconectar el cable al
terminal ;-)
Bajada
tranquila sin arriesgar aunque como es bastante técnica, con el suelo a veces
mojado, a veces seco, no pude comer y, casi, ni beber. Rápido enlace de unos 10
km y ya estábamos otra vez subiendo el Glandón (por el lado que se baja en la Marmotte).
Había
salido el sol y con la evaporación del agua de lluvia hacia un calor sofocante
(era como pedalear dentro de una olla a presión, por aquello del calor y la
humedad). Florian, que ya iba justito en la Madeleine, se vino completamente
abajo y me dijo de marcharme solo.
Naturalmente,
rechacé su invitación (no iba a dejarlo allí solo en esas condiciones). Me
quedé con él marcándole un ritmo muy llevadero (yo llevaba un 34-28), invitándole
a pasar por las pocas sombras que había (ya que él ni las veía) e indicándole
cuando debía beber…
Por
suerte, a medida que íbamos subiendo, empezó a correr un poco de aire fresquito
y se fue reponiendo… Yo seguía marcando el ritmo y así llegamos a los últimos
cuatro km (lo más duro que he subido hasta ahora). El % medio es casi del mismo
nivel que en el Marie Blanque pero… después de subir 18 km y a casi 2000 m de
altura… ¡Terrible!
Se me
quedaron tan flojas las piernas que, en los tres km que llevaban al “sommet” de
la Croix de Fer (al 6%), no pude quitar el 28… y Florian no podía ni seguirme.
Por
suerte el tiempo era espléndido y el paisaje genial…
Desde allí
nos dejamos caer hasta el pie del Mollard (tercer puerto de la jornada,
bastante fácil ya que solo teníamos que subir 5,7 km y no demasiado duros). A
pesar de todo, en las primeras rampas, Florian sufrió un calambre en el aductor
por lo que tuvimos que parar…
Conseguimos
coronar sin más incidentes y, después de pillar un poco de agua, otra vez para
abajo. Descenso muy técnico y con asfalto en bastante mal estado… Nosotros nos
dejamos caer, pero si los profesionales hubiesen decidido atacar, aquí podrían haber
hecho la diferencia…
Llegábamos
a St. Jean de Maurienne, (al pie de la Toussuire) un poco antes de las 14h30,
con un sol de justicia. Nos quedaban 17 km de subida de un puerto que me recordó,
en muchos tramos, el Telegraphe: Pendiente muy constante alrededor del 7%.
Con el
calor, Florian se me estaba volviendo a ir abajo, a tal punto que me volvió a
decir que me fuese. Yo no le hice caso, aunque esta vez me adelanté un poco
pero quedándome siempre a su vista para que tuviese un punto de referencia… A
estas alturas, yo no estaba tampoco para muchos trotes y sabía que a medida que
nos fuésemos acercando a meta, la moral le volvería a remontar…
Y así
fue, a mitad de subida, cuando paré a coger agua, me alcanzó y ya no nos
separamos hasta llegar a meta. Hay que decir que nuestro ritmo no era demasiado
elevado ya que nos pasó bastante gente… y para colmo, a tres km de la llegada,
pinché :-(
Por
suerte, era un pinchazo lento y pude entrar en meta sin reparar…
Arriba
nos estaban esperando Daniel, Christian y Alain. Serge, Gégé y Stéphane
llegaron una hora y media más tarde. Stéphane, nuevo en estas lides (viene del
BTT), tenia calambres hasta en las pestañas. Hay que decir que el “animalico” había
hecho toda la marcha con un ¡¡¡ 39-25 !!! (más desarrollo que Wiggins que hoy
llevaba un 38-28)
Ya solo
nos quedaba dejarnos caer hasta St. Jean de Maurienne donde nos esperaban
nuestras fieles “supporters”…
En
cuanto a Florian y a mi respecta, acabamos en 8h58 (Pierre Rolland, el ganador
de la etapa de hoy solo nos ha sacado 4h21’ ;-). En el puesto 1647 sobre los
4422 que consiguieron acabarla (1633 en la clasificación de los “grimpeurs”, lo
que confirma que iba mejor subiendo que bajando, nos dejamos caer en todas las
bajadas) y que no perdimos tanto en la última subida ya que el primer puerto
del día lo coronamos en el puesto 1455.
Pero lo
más importante es que pasamos una super-jornada de ciclismo del de verdad sobre
una de las etapas reinas de esta edición del Tour de Francia con 152 km y 4890
m de desnivel, (lo más parecido a la Marmotte, en cuanto a dureza se refiere,
que he realizado hasta ahora) y en las mismas condiciones que los
profesionales, es decir, con las carreteras completamente cortadas al tráfico.
Y para
acabar, el video de nuestro paso por los diferentes puertos…
Bonne
Route
me kagüen mi calavera , ke la tengo grabada y ahora ya me sé el final , jajajja !! mira que iba leyendo y me lo he pensao ehhh !!! jajaja
ResponderEliminarbuena crónica , sois grandes !!