Ultimo día
de la carrera más aburrida del mundo… El Tour de Francia.
Hoy los
corredores salían de Rambouillet y después de pasar por la vallée Chevreuse, acababan
(como todos los años) el los Champs Elisées donde la única incógnita era la de
saber si Marc Cavendish lograría su cuarta victoria consecutiva. Y así ha sido…
Como no
pasaban muy lejos, hemos aprovechado para ir hasta los Vaux de Cernay y enseñarle
a mi hijo ese magnífico espectáculo que constituye la Caravana del Tour.
En
efecto, Marc, al que no le gusta para nada la bici, se lo ha pasado pipa ya
que, además del impresionante desfile, ya de por sí atípico (y gratuito), están
los regalitos (la mayoría de ellos chuminadas) que van repartiendo los
animadores y que tanto les gustan a los niños… (y a los no tan niños ;-)
Si
nunca lo habéis visto, aquí os dejo, como muestra, unas cuantas fotos de todos
esos magníficos “artefactos” que son utilizados como soporte publicitario por
las empresas que colaboran con el Tour… Casi una hora de desfile “non stop”.
Mención
especial a los animadores que se pegan 21 días subidos en ellos con la sonrisa
puesta, danzando y repartiendo regalos… Casi tan duro (o más) que correr el
Tour…
Nos
hemos quedado por allí comiéndonos un bocata y cual no ha sido mi sorpresa
cuando, al poco rato, hemos visto pasar un buen grupo de ciclistas (lo siento,
la luz había cambiado y no se ven muy bien)… No me había enterado que había una
“marcha cicloturista” por estos lares… ;-)
Bromas
a parte, lo que más me ha chocado de la jornada de hoy ha sido la cantidad de vehículos
a motor que acompañaban los 160 y tantos corredores que quedaban en carrera… Entre
la ya mencionada caravana, los gendarmes, los periodistas, los coches de los
equipos, de la organización, etc. eran más numerosos que los ciclistas…
¿Alguien
se habrá entretenido alguna vez a hacer el cálculo del CO² emitido por esta
carrera?
Y yo
que creía que el ciclismo era un deporte ecológico…
Bonne
Route
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