Ya sé que el día de los Inocentes no era hoy pero si al llegar a casa me hubiese encontrado con el famoso muñequito colgado en el maillot no me habría extrañado en absoluto.
En efecto, lo que tenia que ser una salida tranquila (Pedrito había dado instrucciones muy precisas al respecto) se ha convertido, por momentos, en la salida tipo de un mes de abril (cuando tocará trabajar el ritmo a altas intensidades). Desde luego, todo, menos criar capilares y desarrollar el consumo de lípidos que es lo que tocaría en esta época del año (al menos para globerillos como yo)… :-(
Mucha gente esta mañana, unos 20 ciclistas, había necesidad de limitar el efecto de los turrones. Salida tranquila, por la costa, como previsto. Por una vez, y sin que sirva de precedente, ni siquiera se ha acelerado al coger la N340 después de Vendrell. Todo iba sobre ruedas hasta que el Pedrito y alguien más han pinchado (a unos kilómetros de Roda de Barà).
Han reparado pero a partir de allí, el ritmo se ha acelerado de golpe (como si hubiera que recuperar el tiempo perdido). He aguantado un rato, pero cuando he visto que estaba claramente por encima del umbral anaeróbico y que la cosa no se calmaba he saltado voluntariamente del grupo.
Afortunadamente, Alberto, que por su nivel podría haber ido con los de cabeza había comprendido bien las instrucciones (parece que era el único) y junto con otros que iban también al límite (o por encima como yo), hemos formado grupeta detrás.
(iniciando la subida de Masllorenç con Alberto al frente)
Así hemos entrado en la bifurcación hacia Masllorenç y, al poco, hemos alcanzado al grupo de cabeza. Subida casi tranquila aunque por encima del ritmo que debería haber llevado hasta que, a mitad de subida, Germán y yo nos hemos dado cuenta que nos habíamos quedado solos con las “fieras”.

Aprovechando un ligero acelerón, yo me he descolgado y puesto el ritmo adecuado llegando a Masllorenç unos minutos antes que el segundo grupo que subía como se ha de subir en esta época del año a ritmo de caracol reumático ;-)

(llegada del segundo grupo a Masllorenç).
De allí a St. Jaume del Domenys y, después de la bajada (como siempre, a carajo desbocado) nuevo pinchazo del Pedrito que nos ha dado todo un recital (tres cámaras han hecho falta hasta detectar que tenía un agujero en la cubierta… ;-)
Y desde allí, por el pantano hasta casa protegido por Débora que ha ido tirando de mi durante todo el rato. Yo iba un poco pajarón ya que me había comido una barrita justo antes del pinchazo del Pedrito y claro, con el parón (que ha durado un buen rato) toda la energía, al no ser utilizada, se ha ido directamente al stock y luego… hipoglucemia :-(
¿Se nota que el Papa Noel me ha regalado el segundo libro del Chema Arguedas?
Bueno, nada más, mañana saldré un rato a limpiar las toxinas que he acumulado hoy. Por cierto, si os cruzáis conmigo por la carretera, por favor, hacer como si no me conocieseis de nada… ;-)
Bonne Route