Después de tres semanas de entrenamiento intensivo
(dos de ellas en España) tocaba dar un respiro al cuerpo para que asimilase el
segundo mesociclo coincidiendo con mi viaje a Turquía.
Mi principal preocupación cuando estoy fuera de casa
es la de no coger peso por culpa, sobre todo, de las cenas en el restaurante. Esta
vez, justo después de las Navidades en España, habría sido catastrófico.
Afortunadamente, viajaba solo, lo que ha resultado
determinante para no ganar peso. Aun mejor, he conseguido perder más de un kilo,
lo que constituye un hito en la historia de mis desplazamientos a Fábrica.
El secreto no ha sido otro que el de aplicar al pie
de la letra la máxima: “Desayuna como un rey, come como un príncipe, cena como
un mendigo”. Esto ha sido posible porque estando solo, no tenía que hacer “vida
social” y me he podido quedar dos noches en la habitación comiendo justo una
manzana o algo ligero después de hacer un poco de ejercicio en la sala de
fitness del hotel.
Algunos pensaréis que es un rollo eso de quedarse en
el hotel, pero después de una jornada de trabajo bastante larga (para
aprovechar a fondo que estoy en fábrica) y un poco de ejercicio, lo último de
lo que tienes ganas es de salir a comer por ahí (en medio de ninguna parte)
teniendo que esperar SOLO a que te sirvan.
Bueno, el jueves por la noche, ya en Estambul, me permití
un kebap vegetal (cerveza incluida). Y es que, a pesar del frio, es muy difícil
escapar a los encantos de esta ciudad… ;-)
Decoración en el restaurante de Estambul…
Volviendo al deporte, esta semana mi única actividad
ha sido la elíptica y algunas abdominales para reforzar el tronco.
En ese cacharro, además de mover los brazos, realizas
un movimiento a medio camino entre el pedaleo y la carrera a pie. La ventaja es
que consumes más calorías que en bicicleta sin traumatizar las articulaciones el
principal inconveniente del jogging.
El miércoles me pasé una hora montado en esa máquina
infernal, situada enfrente de un espejo
de cuerpo entero, con la única visión de mi cara descomponiéndose poco a poco
entre ríos de sudor…
Y el fin de semana, de vuelta a casa, doble salida
en pleno frío… ¡Que por fin ha llegado por estas tierras!
Ayer sábado una sesión cool de unas dos horas después
de desayunar en familia. Y hoy domingo (con un sol radiante pero a -4°C) salida
con el grupo Babou. Bueno, más bien con Patrick y Marc ya que los tres miembros
del consejo de los ancianos se han ido por su lado, después de pasar en revista
entre ellos las noticias de la semana. Rodaban justo detrás mio y era como
llevar la radio puesta… ;-)
Rumbo a Fontainebleau para volver por la orilla del
Sena (nuestro circuito clásico cuando el aire sopla del Este). Ya casi me he
aprendido el recorrido… ;-)
En total: 3h38 de bici para recorrer 93,7 km a una
media de 25,9 km/h. Sin ser nada del otro mundo, la media va aumentando poco a
poco ya que ahora levanto el pie cuando me acerco a las 150 pulsaciones. El
motor está aun un poco obstruido ya que, por ahora, no he realizado ninguna sesión
de fuerza sobre la bici y, aun menos, intervalos.
Bueno, perdonaréis que no haya fotos de la sesión de
hoy ya que, con este frio, no era cuestión de quitarse los guantes.
Bonne Route
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