Como podéis intuir por la baja frecuencia de
mis artículos en el blog, sigo bastante liado estas últimas semanas, lo que
quiere decir mucho trabajo, algo de musculación en el gimnasio y poca bici.
Solamente dos sesiones de capilares por semana:
el sábado una hora y media a ritmo realmente tranquilo y el domingo, un poco más
animada (aunque respetando el ritmo capilar) con los compañeros de Babou (bueno,
con Marc y Patrick ya que, últimamente, los otros no parecen muy animados para unirse
a nosotros).
Y para arreglar las cosas, mañana me vuelvo a
ir a Turquía (para supervisar los primeros prototipos que fabricaremos en la línea
de montaje en condiciones de serie). Y si todo va bien no volveré hasta la
primavera… Aunque no por ello, podré relajarme durante mucho tiempo ya que aún
me quedará acabar de organizar la auditoria para el 14 de diciembre…
Pero bueno, esto es un blog de ciclismo, así
que volvamos a las bicis. La primera buena noticia es que Florián consiguió inscribirnos
en la Etapa del Tour:
Como podéis ver, este año vamos a los Alpes: 140
km – 4900 m de desnivel ya eran más que suficientes para nosotros. Un buen desafío
deportivo que nos hará sufrir lo justo y necesario. La Etapa de los Pirineos (con
200 km – 5000 m de desnivel) es demasiado dura y, seguramente, se habría convertido
en un verdadero calvario donde al final acabas por no disfrutar en absoluto.
En cuanto al entrenamiento, sigo con las
sesiones de refuerzo del tronco y cintura abdominal en el gimnasio. La semana
que viene (en el hotel) empezaré con la musculación de las piernas ya que, hasta
ahora, he querido dejarlas descansar un poco y eso se ha notado, automáticamente,
en las velocidades medias que han empezado a caer en picado. Nada grave en esta
época del año…
es tiempo de pruebas. Así que ayer sábado me
fui a la tienda de bicis y les pedí prestado un sillín Fizik Antares (que me gustaría
montar en la nueva bici) para probarlo.
La idea me vino porque la Bianchi que compré de
ocasión para los trayectos del trabajo lleva montado un Fizik Pavé con el que
me siento muy cómodo. El modelo escogido para la prueba es el que se le parece más
(por la forma) pero, como es de gama media/alta, es más deportivo (es decir, más
ligero pero más duro).
El resultado… ¡Un auténtico potro de tortura!
He acabado con los isquiones (los huesos del trasero que apoyan en el sillín) en
los hombros… Además, a pesar de que, visualmente, está completamente horizontal,
he rodado completamente volcado sobre el manillar (como si el sillín estuviese
inclinado hacia abajo). Menos mal, que hoy solo hemos hecho una salida de 80 km…
Llegando a casa, con el trasero en compota, lo
he adelantado un poco para ver si mejoran las cosas. La semana que viene le voy
a dar una segunda oportunidad y si, finalmente, no me convence pues abandonaré
la idea y seguiré fiel al Specialized (y su famoso Body Geometry Concept)…
Bonne Route
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