Segunda marcha de la temporada en el bote, esta vez con Florian y “jugando” fuera de casa en terreno desconocido.
En efecto, el sábado a media mañana salimos hacia Nevers (a unos 220 km de casa). Ciudad, en la orilla del Loire, más conocida por su vecindad con el circuito de Magny Cours donde se celebran las carreras de F1 y moto GP del Gran Premio de Francia.
Las previsiones meteorológicas no eran demasiado buenas y, para confirmarlo, la lluvia nos acompañó durante todo el camino de ida. Y una vez instalados en el hotel (que para colmo, no disponía de agua caliente por culpa de una avería) nos dedicamos a la dura tarea de buscar un restaurante que sirviese un menú adaptado.
Al final y aunque parezca mentira, resultó imposible. Durante todo el fin de semana, fuimos incapaces de encontrar un restaurante italiano y/o pizzería. Eso sí, comimos muy bien, sobre todo al medio día del sábado, aunque los menús no estaban demasiado adaptados para “deportistas”.
Foto de una de las torres del palacio Ducal.
Por la tarde, como había dejado de llover y el suelo estaba empezando a secar, nos decidimos a rodar durante una hora para soltar las piernas. Tuvimos una suerte increíble ya que conseguimos no mojarnos a pesar de que pasamos por carreteras por las que acababa de llover y, nada más llegar al hotel, cayó un buen chaparrón.En efecto, el sábado a media mañana salimos hacia Nevers (a unos 220 km de casa). Ciudad, en la orilla del Loire, más conocida por su vecindad con el circuito de Magny Cours donde se celebran las carreras de F1 y moto GP del Gran Premio de Francia.
Las previsiones meteorológicas no eran demasiado buenas y, para confirmarlo, la lluvia nos acompañó durante todo el camino de ida. Y una vez instalados en el hotel (que para colmo, no disponía de agua caliente por culpa de una avería) nos dedicamos a la dura tarea de buscar un restaurante que sirviese un menú adaptado.
Al final y aunque parezca mentira, resultó imposible. Durante todo el fin de semana, fuimos incapaces de encontrar un restaurante italiano y/o pizzería. Eso sí, comimos muy bien, sobre todo al medio día del sábado, aunque los menús no estaban demasiado adaptados para “deportistas”.
Foto de una de las torres del palacio Ducal.
El domingo, despertador a las 05h15 (hay que estar sonado para levantarse más temprano que para ir al trabajo ;-) Desayuno y a las 06h45 estábamos en el punto de encuentro voluntario (sobre el puente del río Loire) para ir, neutralizados, a 20 km/h, hasta el circuito de Magny Cours donde tuvo lugar la salida.
La verdad es que jugaron el juego a fondo, ya que la salida se dio, como en F1, a las 08h00 a la extinción del semáforo. Vuelta completa al circuito, de unos 4,5 km, con bastante desnivel y al campo… ¡Una salida memorable!
Como en la Velostar, salida a fondo: 37,5 km/h de velocidad media durante la primera hora donde lo más difícil (para Florian y para mi) era no perdernos de vista. Y en cuanto se establecieron los grupos y los que iban tirando del nuestro comprendieron que tampoco ganarían esta marcha, la cosa se calmó un poco ;-).
Así, con un ritmo bastante cómodo, llegamos al primer avituallamiento, a 60 km de la salida, donde (después de mi experiencia en la Velostar) yo no quería ni tenía necesidad de parar, pero Florian insistió y… perdimos el grupo bueno ya que nadie paró.
A pesar de todo, en cuanto reanudamos la marcha, nos pegamos un buen calentón intentando atraparlos. Pero después de unos veinte km a fondo, con las pulsaciones por encima de todo límite razonable, nos rendimos a la evidencia.
La tarea era imposible así que, pusimos un ritmo un poco más cómodo dando relevos y recogiendo “cadáveres” que aguantaban todo lo que podían a nuestra rueda hasta el segundo avituallamiento situado en el km 124 (a 42 km de la llegada).
Foto de un grupo que se hicieron la marcha tirando de un carrito donde estaba instalado un joven con problemas psicomotores. El chaval iba eufórico… ¡chapeau para todos! ¡eso si que es un reto!
Allí nos estaba esperando Christelle, la novia de Florian, para darnos ánimos (sobre todo a él ;-) y sacarnos unas cuantas fotos. Pero lo peor fue cuando apenas un minuto después de haber parado y con el tute que nos habíamos pegado en solitario, nos pasó otro grupo bastante numeroso, que tampoco paró por lo que tampoco le cogimos la rueda :-(
Así, con un ritmo bastante cómodo, llegamos al primer avituallamiento, a 60 km de la salida, donde (después de mi experiencia en la Velostar) yo no quería ni tenía necesidad de parar, pero Florian insistió y… perdimos el grupo bueno ya que nadie paró.
A pesar de todo, en cuanto reanudamos la marcha, nos pegamos un buen calentón intentando atraparlos. Pero después de unos veinte km a fondo, con las pulsaciones por encima de todo límite razonable, nos rendimos a la evidencia.
La tarea era imposible así que, pusimos un ritmo un poco más cómodo dando relevos y recogiendo “cadáveres” que aguantaban todo lo que podían a nuestra rueda hasta el segundo avituallamiento situado en el km 124 (a 42 km de la llegada).
Foto de un grupo que se hicieron la marcha tirando de un carrito donde estaba instalado un joven con problemas psicomotores. El chaval iba eufórico… ¡chapeau para todos! ¡eso si que es un reto!
Allí nos estaba esperando Christelle, la novia de Florian, para darnos ánimos (sobre todo a él ;-) y sacarnos unas cuantas fotos. Pero lo peor fue cuando apenas un minuto después de haber parado y con el tute que nos habíamos pegado en solitario, nos pasó otro grupo bastante numeroso, que tampoco paró por lo que tampoco le cogimos la rueda :-(
Continuamos con nuestro mano a mano particular y recogiendo nuestro lote de “muertos vivientes en versión ciclista” hasta que nos alcanzaron dos o tres desesperados que no paraban de pedir que pasáramos relevos sin “querer comprender” que nos llevaban un punto por encima de nuestras posibilidades.
Era tal su estupidez (en parte, fruto del cansancio que también debían llevar) que, a ratos aflojaban del todo. Aunque, nosotros a nuestro rollo, cuando tiraban a rueda (como podíamos) y cuando aflojaban manteníamos nuestro ritmo como buenamente podíamos hasta que decidían tirar de nuevo. A estas alturas, Florian con tan solo 2 000 km de entreno (aunque suficientes para estar a mi nivel durante toda la marcha y eso que yo llevo más del doble) empezaba a tener calambres.
Al final se escaparon en un repechón a unos cinco km de Nevers y nos dejaron, por fin, tranquilos con nuestra particular colección de “cadáveres”. Y así sin más incidentes, llegamos a meta en poco más de cinco horas para recorrer 167,4 km con 1 615 m de desnivel (sin contar los 17 km para ir hasta el circuito) a una media de 32,6 km/h.
Bonne Route
Al final se escaparon en un repechón a unos cinco km de Nevers y nos dejaron, por fin, tranquilos con nuestra particular colección de “cadáveres”. Y así sin más incidentes, llegamos a meta en poco más de cinco horas para recorrer 167,4 km con 1 615 m de desnivel (sin contar los 17 km para ir hasta el circuito) a una media de 32,6 km/h.
En cuanto a la clasificación se refiere: 263 sobre 362 participantes en el circuito largo con un tiempo oficial de 5h 16 minutos… ¡A UN MINUTO DEL ORO!… “¡¡¡ Me cago’n too !!!!”
Aunque hay que relativizar ya que este año gracias a mis capilares (que ya trabajan a pleno rendimiento) he conseguido abandonar los puestos de “honor” a los que estaba abonado (si miramos la clasificación desde abajo) y he pasado a ser un ciclista más del montón… ;-)
Eso sí, para que os hagáis una idea, los seis minutos que paramos en los dos avituallamientos nos costaron 23 minutos, si hubiésemos seguido con el primer grupo o 16 minutos si hubiésemos salido detrás del que nos pilló en el segundo avituallamiento…
Pero lo importante no está ahí si no en el buen fin de semana que pasamos que habría sido perfecto (ya que cuando llegamos de vuelta al hotel, ya había agua caliente para la ducha y no empezó a llover hasta que nos montamos en el coche) si no llega a ser por ese p… minuto de los coj…. ;-)
Aunque hay que relativizar ya que este año gracias a mis capilares (que ya trabajan a pleno rendimiento) he conseguido abandonar los puestos de “honor” a los que estaba abonado (si miramos la clasificación desde abajo) y he pasado a ser un ciclista más del montón… ;-)
Eso sí, para que os hagáis una idea, los seis minutos que paramos en los dos avituallamientos nos costaron 23 minutos, si hubiésemos seguido con el primer grupo o 16 minutos si hubiésemos salido detrás del que nos pilló en el segundo avituallamiento…
Pero lo importante no está ahí si no en el buen fin de semana que pasamos que habría sido perfecto (ya que cuando llegamos de vuelta al hotel, ya había agua caliente para la ducha y no empezó a llover hasta que nos montamos en el coche) si no llega a ser por ese p… minuto de los coj…. ;-)
Bonne Route
Ozú, me encanta la frase: he dejado de ser ciclista de los puestos de honor y ahora soy uno ma del montón... jajajajajaaa, y lo q cuesta ser uno mas del montón!!! Vas bien, vas bien, estás sabiendo coordinar bien los capilares y disfrutar de lo lindo, al final del año te pasaré mi plan de entreno de 2 meses, puede q te resulte muy interesante, hay conceptos q no se si lo recoge el planing del Chema Arguedas!!! subir el umbral con series, no se, puede q te ayuden a mejorar AÚN MAS!!!!
ResponderEliminareiii , bien bien ! pues de eso se trata , de al final pensar que te lo has pasado bien , todo lo demás ....
ResponderEliminarmiedo me da este hombre ahí entrenando series en el trencarroques. aquí se está cociendo algo que no acabo de ver claro. ;-)