Ayer tuvimos una de las peores nevadas que se recuerdan en Ile de France (la tercera peor, con quince centímetros de nieve). Como os podéis imaginar, en la región con más densidad de circulación de toda Europa, el caos no tardó en llegar. Embotellamientos monstruosos por todos lados.
Normalmente, en cuanto veo caer los primeros copos de nieve, salgo pitando del trabajo para evitar males mayores. Pero ayer, mi hijo Marc participaba a una excursión en Paris organizada por el Comité de Empresa, por lo que tenia que esperar a que volviese.
A las 15h00 y como era previsible, recibimos un SMS diciéndonos que los niños se quedaban en Paris a pasar la noche en un hotel. La gran fiesta para ellos… ;-)
Al mismo tiempo, empezaban a circular las primeras noticias sobre las condiciones de circulación. La gente empezaba a precipitarse sobre los coches para, algunos de ellos, volver al cabo de dos horas sin tan siquiera conseguir salir del parking del recinto… ¡Tal era el atasco!
Yo, por mi lado, empezaba a hacerme a la idea de pasar una noche en el trabajo…
Y es en situaciones como esta que una de las grandes virtudes de la sociedad francesa se manifiesta en todo su esplendor: la solidaridad.
En efecto, mientras algunos pasaban más de siete horas recorriendo apenas 20 km para llegar a sus casas (el record parece estar en 14h00 por 30 km), aquí en el Technocentre la maquinaria se ponía en marcha para acoger a las casi 2 800 personas que nos habíamos quedado colgados:
- Comunicados horarios informando de las decisiones tomadas y de la situación en las carreteras de los alrededores.
- Decisión de dejar el centro abierto y con calefacción toda la noche.
- Organización de cena para 400 personas (el resto se avituallaron en el supermercado de al lado o salieron al restaurante). Hay que decir que solo quedaba una persona de la restauración a la que se le unieron algunos benévolos.
- Compra de medicamentos y acompañamiento personalizado a las personas necesitando tratamiento o afectadas por una enfermedad.
- En los anfiteatros, retransmisión en directo de los partidos de la copa de Europa (bueno, eso si, de los equipos franceses ;-).
- Y, el summum, un concierto improvisado por unos compañeros aficionados a la música (y, que os puedo asegurar, no lo hacían nada mal).
En resumen, el ambiente era alucinante, nunca había vivido algo parecido. Aunque finalmente, cada uno se tuvo que buscar un poco la vida para dormir sobre la moqueta, el despacho o, como fue mi caso, sobre una ristra de sillas en una sala de reuniones). Sorprendentemente, no he dormido tan mal… bueno, eso sí, los huesos han tardado un buen rato en ponerse en su sitio… ;-)
Hoy, la aventura ha sido publicada en el blog interno. Creo que se ha batido el record de comentarios, y por una vez y sin que sirva de precedente, todos positivos, agradeciendo la buena organización y solidaridad. Al final se podría decir que los que se fueron a casa casi se arrepienten de no haberse quedado.
Normalmente, en cuanto veo caer los primeros copos de nieve, salgo pitando del trabajo para evitar males mayores. Pero ayer, mi hijo Marc participaba a una excursión en Paris organizada por el Comité de Empresa, por lo que tenia que esperar a que volviese.
A las 15h00 y como era previsible, recibimos un SMS diciéndonos que los niños se quedaban en Paris a pasar la noche en un hotel. La gran fiesta para ellos… ;-)
Al mismo tiempo, empezaban a circular las primeras noticias sobre las condiciones de circulación. La gente empezaba a precipitarse sobre los coches para, algunos de ellos, volver al cabo de dos horas sin tan siquiera conseguir salir del parking del recinto… ¡Tal era el atasco!
Yo, por mi lado, empezaba a hacerme a la idea de pasar una noche en el trabajo…
Y es en situaciones como esta que una de las grandes virtudes de la sociedad francesa se manifiesta en todo su esplendor: la solidaridad.
En efecto, mientras algunos pasaban más de siete horas recorriendo apenas 20 km para llegar a sus casas (el record parece estar en 14h00 por 30 km), aquí en el Technocentre la maquinaria se ponía en marcha para acoger a las casi 2 800 personas que nos habíamos quedado colgados:
- Comunicados horarios informando de las decisiones tomadas y de la situación en las carreteras de los alrededores.
- Decisión de dejar el centro abierto y con calefacción toda la noche.
- Organización de cena para 400 personas (el resto se avituallaron en el supermercado de al lado o salieron al restaurante). Hay que decir que solo quedaba una persona de la restauración a la que se le unieron algunos benévolos.
- Compra de medicamentos y acompañamiento personalizado a las personas necesitando tratamiento o afectadas por una enfermedad.
- En los anfiteatros, retransmisión en directo de los partidos de la copa de Europa (bueno, eso si, de los equipos franceses ;-).
- Y, el summum, un concierto improvisado por unos compañeros aficionados a la música (y, que os puedo asegurar, no lo hacían nada mal).
En resumen, el ambiente era alucinante, nunca había vivido algo parecido. Aunque finalmente, cada uno se tuvo que buscar un poco la vida para dormir sobre la moqueta, el despacho o, como fue mi caso, sobre una ristra de sillas en una sala de reuniones). Sorprendentemente, no he dormido tan mal… bueno, eso sí, los huesos han tardado un buen rato en ponerse en su sitio… ;-)
Hoy, la aventura ha sido publicada en el blog interno. Creo que se ha batido el record de comentarios, y por una vez y sin que sirva de precedente, todos positivos, agradeciendo la buena organización y solidaridad. Al final se podría decir que los que se fueron a casa casi se arrepienten de no haberse quedado.
Y hoy al mediodía cuando mi hijo ha llegado, por fin, de su aventura, la vuelta a casa. Paisaje alucinante: las carreteras, aun heladas, con coches abandonados por todos sitios, las autopistas recién despejadas con dos hileras de camiones inmovilizados (los chóferes atendidos por la Cruz Roja).
A estas horas, ya en casa, la situación se va normalizando poco a poco aunque se prevé una noche de heladas, por lo que mañana seguramente me quedaré trabajando en casa para evitar males mayores… otra de las ventajas de trabajar en Renault ;-)
A estas horas, ya en casa, la situación se va normalizando poco a poco aunque se prevé una noche de heladas, por lo que mañana seguramente me quedaré trabajando en casa para evitar males mayores… otra de las ventajas de trabajar en Renault ;-)
Ya lo dice egalité, liberté, fraternité... la France oh la France!!! ¿se podría decir? La France is diferent!!! A los humanos, nos pongamos como nos pongamos no nos queda otra q ayudarnos, socializar y pasar el temporal d ela mejor manera posible, es en estos momentos difíciles donde se ve la naturaleza humana... para lo bueno y para lo malo!!!
ResponderEliminarIncreíble, La France también se colapsa. Aunque la gran diferencia que en un día se arregla todo y aquí se tardan semanas .... :-(
ResponderEliminarQué capacidad de organización de Renault, eso sí que es el sumun de la logística!!!! Qué enviadia me dáis con la nieve, aunque como se líe una así aquí yo me quedaría atrapada en Coca-Cola y no creo que la organización fuera tan buena ....