martes, 6 de julio de 2010

LA MARMOTTE : La crónica

Dos días de reposo bastan, así que mejor me pongo a hacer la crónica de mi ultima Marmotte (por ahora ;-).

Bueno, no le voy a dar mas vueltas al asunto: Esta ha sido mi mejor Marmotte con diferencia… ¿por qué?
- Lo primero y lo más importante, por haber podido compartirla con vosotros. Y os puedo decir, que a través de todos los intercambios que hemos tenido, se puede constatar que estáis contaminados (hasta los huesos) por este virus llamado Marmotte. Lo siento, yo tengo buena parte de culpa… ;-)
- La segunda razón es que, a pesar de no haber hecho el mejor tiempo y llegar completamente agotado (como siempre ;-), es la única vez que he tenido la sensación de controlar algo en esta marcha. Solo me han hecho falta cinco intentos para conseguirlo… ;-)
- La tercera es que salí e hice la marcha sin ninguna presión manteniendo la lucidez durante todo el recorrido y disfrutando a pesar del sufrimiento. Parando en el avituallamiento de Plat Lanchat para recuperar fuerzas y lo mismo en el del pie del Alpe. Sin duda, la experiencia.

Antes de empezar el relato de la jornada, un recuerdo para aquellos que no la han podido acabar. Sinceramente, yo creo que todos tenéis al menos una Marmotte en vuestras piernas, solo tenéis que creer en ello… Algún día lo conseguiréis, estoy seguro, solo es cuestión de tiempo… Mientras tanto, no os preocupéis, un mal día lo tiene cualquiera (por ejemplo, yo tampoco acabé la primera) y el Galibier no se va a mover de sitio.

En fin, volviendo al relato, llegamos el viernes a la hora de la comida como previsto y después de recoger los dorsales, saludar a los colegas españoles, descansar un rato y esperar la llegada de Florian hicimos una corta salida de unos quince km: bajada hasta Huez, un buen tramo de la carretera que lleva a Villars Reculars y vuelta para arriba.
El sábado, ambiente de fiesta para empezar: Fotos en el Alpe de Huez, antes de salir, abajo y esperando en la salida.
Pasábamos por el tapiz de salida a las 08h02 y después de la bajada, el primer col de la jornada: El Glandón. Ya en los primeros km me di cuenta que el día iba a ser muy duro. Estaba sudando a chorro (a causa del bochorno) cuando normalmente en esta subida llevas los manguitos puestos casi hasta arriba…

Aquí íbamos aun todos más o menos agrupados… Unas vistas…
Arriba, el caos habitual. Yo no me quería parar, pero como Florian insistió lo hicimos y acabamos perdiendo un buen rato ya que nos perdimos de vista y no nos encontrábamos.

Al final empezamos la bajada con Germàn y Angel que salían al mismo tiempo que nosotros. Y permanecimos juntos hasta el avituallamiento al pie del Télégraph donde nos separamos.

Eso si, al principio en el llano, sufrimos un poco para pillar a unos suizos que nos fueron llevando de grupo en grupo adelantando bastantes posiciones hasta que encontramos el grupo bueno que nos llevó a St Jean.

El Télégraph, como de costumbre, sin problemas aprovechando las sombras y controlando las pulsaciones. Cuando vienes de una subida de dos horas, subir durante “tan solo” una hora, te parece casi corto.
Arriba no paramos y encadenamos hasta el avituallamiento donde llegamos cuando empezaban a caer unas gotas lo que me hizo pensar que nos íbamos a librar del calor. ¡Qué equivocado estaba!

En el avituallamiento, que ya en condiciones normales no es nada del otro mundo, no quedaba casi de nada (ni naranjas ni plátanos). No quiero imaginar los que llegaron después. Por cierto, nos cruzamos con alguien del grupo… lo siento no recuerdo su nombre… ;-)

Empezamos a subir y… no habíamos dado dos pedaladas cuando volvió a salir el sol que picaba con fuerza creando un bochorno casi insoportable (mi cuenta, al sol, marcaba 46°C). Era increíble, estábamos rodeados de nubes y el único claro que había parecía seguir la línea de la carretera…:-(

El silencio que se hace en la carretera, en medio de tanto ciclista, es impresionante. Muchos de vosotros lo habéis señalado en vuestros comentarios… Cada uno, luchando consigo mismo intentando disipar los pensamientos oscuros…
Aquí, después de las fotos, empecé a ir un poco mal, el calor (pero sobre todo el bochorno) me estaban empezando a pasar factura. Florian se fue alejando poco a poco ya que yo no podía seguir su ritmo. Tengo que encontrar una explicación a este bajón de forma que me entra siempre hacia las 14h00 (admito sugerencias, Chema aun no ha acabado su nuevo libro sobre nutrición). :-(

Cuando llegué al avituallamiento en el Plat Lanchat, decidí tomarme una pausa de unos diez minutos para beber un poco de agua y comer unos frutos secos y una barrita tranquilamente. Fue uno de los aciertos del día.

Cuando empecé los terribles ocho kilómetros que quedan hasta la cumbre, había recuperado las sensaciones y (golpe de suerte) se había nublado. Subí de un tirón (a 9 km/h) hasta arriba donde me estaba esperando Florián. Durante la subida me pasó Manolo Fernández que, a esas alturas, iba un poco mejor que yo.

Por cierto, este era el año en que más nieve había. En algunos tramos el deshielo inundaba completamente la carretera. Al parecer, nevó hace tan solo dos semanas.
Estaba comiendo algo, mejor dicho, medio ahogándome con un trozo de pan que estuvo a punto de hacerme vomitar, cuando… ¡sorpresa! Germàn que aparece por allí.

Hicimos la bajada los tres juntos (Florian, Germàn y yo). Y menos mal, porque este año parece que los holandeses (eufóricos por el resultado de su selección) ya habían pasado, por lo que tuvimos que ir dando relevos (bueno, yo un poco menos que ellos).

Llegando al pie del Alpe (donde como de costumbre hacia un calor insoportable) nos encontramos de nuevo con M. Fernández, XXX e Iván (que se había dado media vuelta después de subir los dos primeros km del Alpe y decidido abandonar).

Me vi. a mi mismo, hace cinco años (bueno yo, debía estar peor porque no tuve el coraje de empezar a subir el Alpe). Intenté convencerle de que subiera, aunque fuese arrastrándose, pero sabia que no serviría de nada… así que acabamos dejándolo allí (de todas formas yo tenia el coche arriba, por lo que si hacia falta, podía bajar a buscarlo).

Florian y después Germàn, ya se habían ido cuando empecé la subida con M. Fernández. En los primeros metros, Manolo se fue para delante pero lo acabé alcanzando cuando se paró en la curva 18 (el tramo más duro de todos). Al poco, volví a alcanzar a Germàn al que le acababa de dar un calambre… Yo no me paré porque yo iba también iba al borde de los calambres.

El calor era infernal, en cada curva, me echaba un trago de agua y un chorro por el cuello (quería evitar por todos los medios el golpe de calor del año pasado). Y buena noticia, por vez primera, habían puesto un brumizador en la subida y, un poco más lejos había alguien, en medio de la carretera, mojando al personal con una manguera… ¡Qué placer!

Justo después me volvía a pillar Germàn y ya seguimos “eléctricamente” juntos hasta arriba. Si nos hubiese tocado alguien se habría quedado electrificado a causa de los calambres ;-)

Entramos, como habíamos salido, juntos, después de 10h 53 minutos de “placer” en estado puro. Se puede apreciar en nuestras caras…

http://www.photobreton.com/c/227/p/5fa90143aab56331bc1a7a0e42ecc73a/.html

Si no aparecen las fotos, seleccionar: Marmotte 2010 – Dorsal: 5948

Y ya en la meta, repasando la aventura, antes de ir a tomar una merecida ducha…
Llegada de Florian (unos 20 minutos antes que German y yo) pero destrozado como nunca lo he visto...
La Marmotte 2010 (la primera para la mayoría del grupo) será recordada por su dureza: Pensar que este año no la han acabado unas 1 800 personas (26% de los participantes) y que si el año pasado yo hubiese hecho el mismo tiempo que este año, habría perdido unas 400 posiciones !!

Así que animo a todos aquellos que no pudieron con ella y “chapeau” a los que consiguieron acabarla (algunos con muy buenos tiempos). Yo por mi parte, ya estoy concentrado en el próximo objetivo: dentro de diez días salgo hacia los Pirineos para realizar la ultima marcha de la temporada: La Etapa del Tour (Pau – Tourmalet).

Por cierto, mala noticia para todos aquellos que no vieron el glaciar bajando el Galibier… Ya os había advertido, tendréis que volver para encontrarlo… ;-)

Bonne Route

3 comentarios:

  1. glaciar que glaciar ? me kaguen la ostia !

    gran crónica doctor !

    ResponderEliminar
  2. Había un glaciar?? yo sólo veía elefantes volando, je je...
    Formidable crónica!!! sólo un detalle, me paré en la curva 17, no me quites una curva, con lo que cuesta ir descontando!! ;)

    ResponderEliminar
  3. Gran cronica , yo si vi el glaciar ventajas de ir con gente del pais no tengo volver.....ja ja ja

    ResponderEliminar