Ante todo disculpar por la tardanza en colgar la crónica del domingo pero estoy pasando un periodo un poco cargado: entre el trabajo (mi jefe se ha hartado de ver que me estaba tocando los c… y me ha dado la nueva misión que ya os contaré en otra ocasión), un artículo para Pedalier que he tenido que retocar a última hora (no os lo perdáis ya que no tiene desperdicio) y, por último aunque no menos importante, el entreno que empieza a subir en intensidad… pues eso…
Además, os lo anuncio por anticipado, hoy no hay fotos…
Empezaré por la salida del sábado 46 km a ritmo muy tranquilo, para seguir criando capilares. La verdadera proeza fue evitar la lluvia (que no las carreteras mojadas, lo que implicó limpiar la bici). No sé como lo hice pero parecía que el único claro entre las nubes de lluvia se desplazaba conmigo.
Bueno, las nubes intentaron jugarme una mala pasada pero, esta vez, no caí en la trampa… En efecto, cuando estaba en una de las partes más alejadas del circuito empezaron a caer cuatro gotas por lo que tuve la tentación de recortar pero, viendo que la cosa estaba un poco mejor sobre el circuito planificado, continué mi camino. Fue la buena decisión del día ya que, si no, me habría caído la del pulpo. Por el contrario, alargando, dejé el tiempo justo para que descargara. Teníais que ver como estaba la carretera media hora más tarde…
Sin embargo, el domingo, las nubes estuvieron mucho más hábiles. Ni una gota al levantarme o mientras desayunaba pero, en cuanto asomé la nariz fuera de casa, empezó a lloviznar y esa fue la tónica durante las tres horas y media que duró nuestro salida.
Tal vez fue por eso que no había mucha gente en el punto de encuentro: Unos diez aproximadamente. En todo caso los “pro” no vinieron, aunque si que pudimos contar con la vuelta de Thierry (que venia de pasar dos semanas en el Tarn, al lado de Millau), Atilio (que volvía de sus vacaciones en Egipto) y Pierre (el de la bici Cyfac) que había estado saliendo por su cuenta.
Como casi siempre, salida tranquila, hasta que Patrick (una vez más) junto con Thierry, que venia en plena forma de sus vacaciones en el Tarn, (otro que no entrena) empezaron a aumentar el ritmo. Al final, como siempre, el consejo de ancianos nos abandonó a mitad de salida y nos quedamos los cuatro inseparables: Marc, Patrick, Thierry y yo.
Bueno, esta vez, Pierre se quedó con nosotros hasta que, harto de los rodeos de Marc, que no paraba de alargarnos la salida como si no sintiese la lluvia, acabó por abandonarnos.
Pero la verdadera sorpresa del día fue la pájara que pilló Patrick. Imaginaos como iría que no nos dejó quedarnos con él (ya se sabe, aquello de: “Mejor solo, que mal acompañado ;-).
Y es que no paró de poner un ritmo de infierno durante toda la mañana y/o de saltar a cualquier ataque de Thierry (que ha vuelto como una moto). La diferencia es que ahora, yo puedo responder sin quedarme atrás y Marc, con su estilo rulo-compresor (es imposible descolgarlo) también aguanta por lo que no puede reponerse… ;-)
En fin, la misma manera de salir y entrenar que tenia yo hasta que leí el famoso libro del Chema Arguedas.
En conclusión: Salida de 3h38, 100% bajo la lluvia, para recorrer 95 km con 770 m de desnivel (lo que es mucho para la zona) a una media de 26,2 km/h. A pesar de todo, 143 pulsaciones medias (más bajo que la semana pasada ;-). Y como podéis ver, la curva es mucho más plana ya que ahora utilizo todo el espectro de frecuencias.
Por cierto, una hora más limpiando la bici… ¿eso cuenta?
Bonne Route
Además, os lo anuncio por anticipado, hoy no hay fotos…
Empezaré por la salida del sábado 46 km a ritmo muy tranquilo, para seguir criando capilares. La verdadera proeza fue evitar la lluvia (que no las carreteras mojadas, lo que implicó limpiar la bici). No sé como lo hice pero parecía que el único claro entre las nubes de lluvia se desplazaba conmigo.
Bueno, las nubes intentaron jugarme una mala pasada pero, esta vez, no caí en la trampa… En efecto, cuando estaba en una de las partes más alejadas del circuito empezaron a caer cuatro gotas por lo que tuve la tentación de recortar pero, viendo que la cosa estaba un poco mejor sobre el circuito planificado, continué mi camino. Fue la buena decisión del día ya que, si no, me habría caído la del pulpo. Por el contrario, alargando, dejé el tiempo justo para que descargara. Teníais que ver como estaba la carretera media hora más tarde…
Sin embargo, el domingo, las nubes estuvieron mucho más hábiles. Ni una gota al levantarme o mientras desayunaba pero, en cuanto asomé la nariz fuera de casa, empezó a lloviznar y esa fue la tónica durante las tres horas y media que duró nuestro salida.
Tal vez fue por eso que no había mucha gente en el punto de encuentro: Unos diez aproximadamente. En todo caso los “pro” no vinieron, aunque si que pudimos contar con la vuelta de Thierry (que venia de pasar dos semanas en el Tarn, al lado de Millau), Atilio (que volvía de sus vacaciones en Egipto) y Pierre (el de la bici Cyfac) que había estado saliendo por su cuenta.
Como casi siempre, salida tranquila, hasta que Patrick (una vez más) junto con Thierry, que venia en plena forma de sus vacaciones en el Tarn, (otro que no entrena) empezaron a aumentar el ritmo. Al final, como siempre, el consejo de ancianos nos abandonó a mitad de salida y nos quedamos los cuatro inseparables: Marc, Patrick, Thierry y yo.
Bueno, esta vez, Pierre se quedó con nosotros hasta que, harto de los rodeos de Marc, que no paraba de alargarnos la salida como si no sintiese la lluvia, acabó por abandonarnos.
Pero la verdadera sorpresa del día fue la pájara que pilló Patrick. Imaginaos como iría que no nos dejó quedarnos con él (ya se sabe, aquello de: “Mejor solo, que mal acompañado ;-).
Y es que no paró de poner un ritmo de infierno durante toda la mañana y/o de saltar a cualquier ataque de Thierry (que ha vuelto como una moto). La diferencia es que ahora, yo puedo responder sin quedarme atrás y Marc, con su estilo rulo-compresor (es imposible descolgarlo) también aguanta por lo que no puede reponerse… ;-)
En fin, la misma manera de salir y entrenar que tenia yo hasta que leí el famoso libro del Chema Arguedas.
En conclusión: Salida de 3h38, 100% bajo la lluvia, para recorrer 95 km con 770 m de desnivel (lo que es mucho para la zona) a una media de 26,2 km/h. A pesar de todo, 143 pulsaciones medias (más bajo que la semana pasada ;-). Y como podéis ver, la curva es mucho más plana ya que ahora utilizo todo el espectro de frecuencias.
Por cierto, una hora más limpiando la bici… ¿eso cuenta?
Bonne Route
Evidenmon que cuenta, a mi se me pone un dolor de lumbares q me deja casi clavao así q NO LA LIMPIO MUCHO, como es negra!!! Me alegro por tí Manuel, yastavayopriocupao de no leer algo nuevo sobre ti... salir bajo la lluvia!!! Vosotros si q sois la leche limonera!!! madre de dios todo poderoso!!! Pedalier sale en abril entonces? Bueno, un saludo q este mes ya nos deleitarás con tu presencia a finales de mes, estupendo, Monsieur Capiler!!! Un saludo.
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